Thursday, September 1, 2011

Deba a Markina - August 28, 2011

I am going to let Sergio write about this stage which was (objectively) extremely difficult: only 21+ kilometers, but with constant steep inclines lasting for hours followed by equally steep slippery and muy peligroso descents.   I can say that I walked for 10 hours and was in a miserable mood when I arrived in Markina, certainly not fit for human interaction. Sergio's memory of the day was quite different: it was just the kind of challenge that he loves. As I keep reminding him, we are not exactly alike.





Hoy nos enfrentamos a uno de los días más duros de este Camino. La orografía del terreno va a jugar una mala pasada a nuestras castigadas piernas, son los llamados recorridos rompepiernas. Tras una interminable subida comienza un vaivén de subidas y bajadas, para terminar con un vertiginoso descenso, cuando menos delicado. Mas bien resbaladizo y hasta peligroso.

La salida del albergue de Deba hacia el inicio del Camino es peculiar, debemos tomar un ascensor por entre las calles que nos bajará a nivel del mar, nunca en mi vida había visto algo semejante.

Después de un sencillo desayuno en un bar cercano buscamos las flechas amarillas que nos sitúan en el camino... nada mas cruzar un puente sobre la ría comienza una empinada subida que no cesara hasta situarnos a quinientos metros sobre el nivel del mar. El paisaje reconforta el esfuerzo realizado, entre un verde exuberante y de naturaleza propia de una zona lluviosa, en la que la presencia del sol no es lo habitual aunque estamos en verano las lluvias en esta parte de España es habitual. Entre vacas pastoreando, ovejas y caseríos de formidable belleza llegamos a Olatz, una pequeña población situada en un pequeño valle en la que la población vive sus cultivos y del ganado, como zona rural que es. A las vista hay unas seis casas, pero tiene una pequeña iglesia y un bar, es aquí donde reponemos fuerzas para la peor parte del camino.

Entre esbeltos pinos de impresionante tamaño y helechos, junto a un pequeño arroyo, discurre una suave pista, que progresivamente se hará muy empinada. El esfuerzo para superar esta zona es considerable. Al final tienes una fuente de agua fresca, que antiguamente usaban las mujeres como lavadero. Una pequeña parada y tras unos cuatro kilómetros de pista recuperadora, comienza la abrupta bajada hasta Markina. A la entrada en este pueblo hay una hermosa hermita hexagonal de San Miguel de Arretxinaga del siglo XVIII, en su interior hay es grandes peñascos que se sujetan entre si, estos forman la capilla que ofrece culto a San Miguel. Es alrededor de estas piedras donde se construyo la hermita.

Suena es teléfono, Dusty llega buscándome en un estado lamentable. No habla, solamente farfulla. Esta agotada, lógicamente, la etapa ha sido devastadora... mañana será otro día. Así es el Camino, sufrido, doloroso y fascinante...

                            Landscape on the hard road to Markina.

No comments:

Post a Comment